Por las amigas haces lo que sea y punto

Acabo de ver en mi Facebook tontuno un anuncio de una “macrofiesta de la juventud” en la discoteca de mi pueblo y me he sentido vieja. Bueno, vieja, no, mayor. Pero por los dioses, si llevo ocho años en Madrid y todavía no he ido ni a la Pachá, ni a la Capital ni a esa que está yo no sé dónde pero que es como un after y te lo pasas muy bien (según el mundo). ¡Qué fuerte! Aunque creo que la culpa es mía… Es que he sido un poco Rory Gilmore, nunca he destacado por fiestera (Tengo un par de amigas que se carcajearán al leer esto, pero eso fue cuando tenía la pava en lo alto, en la madurez ya no cuenta).

Una vez, cuando estudiaba en Granada fui con unas amigas a una discoteca enorme que no me acuerdo ni de su nombre, por ahí, en las afueras… Por lo visto era lo más, así que fuimos. Que decepción, todo el mundo sudando, como sardinas en lata y qué mal olía… qué asco. Me fui a mi casa sin ningún dolor en el alma.

Con las despedidas de soltera me ha pasado un poco lo mismo, eso de ponerse un pito en la cabeza y pillarse un pedo descomunal, uhmmmm… casi que no. Prefiero hacer un viaje al Sáhara, como hizo María con sus amigas, a lo Memorias de África. (Bueno, a ese viaje se apunta cualquiera, y más si el guía es Robert Redford, ¿verdad?) Para ellas fue muy importante. De hecho, el más importante que han hecho juntas, por eso querían ese momento en los zapatos de la novia, Rocío. Paseos en dromedario, turbante rojo al viento y todas las dunas del deseirto, ahí, a tus pies. Cuando me lo contaba María, me las imaginaba a todas juntas, viendo las estrellas en una jaima en mitad del desierto, medio borrachillas por el vino y contándose “secretillos”… Cómo para no recordarlo en unos zapatos, la verdad.

Para mí no sería el viaje ideal, el solaco y yo no somos muy buenos amigos, me da pereza incluso ir a la playa en verano, con todo el día el sol dándote en el cogote. Pero oye, irse de aventura con tus amigas de vez en cuando sienta muy bien, aunque sea a Cercedilla. Y además, por las amigas haces lo que sea, incluso ponerte un “aparato” en la cabeza.

p.d. El vestido de Pronovias de la novia era increíblemente bonito. Carmen, ¡enhorabuena!