¿Qué es un zapato?

El otro día llegó Novio con el 20Minutos, me enseñó la portada y me dijo: “De aquí sale un post, ¡así que venga!” (Es que últimamente ando escasa de inspiración blogueril y le voy llorando por las esquinas. Pero eso es otro tema)

Pues sí, me puse a pensar y a consultar mis “benditos” archivos de la tesis y así nació esta historia. (Que más que una historia es una divagación de las mías).

 Ya te conté de qué iba la tesis, un rollo patatero sobre estética contemporánea y blablabla más que de zapatos en sí. Pero todo nació de ésta cuestión: ¿Qué es un zapato? No es tan fácil contestar a esta pregunta… Es un objeto útil, obviamente, pero detrás hay mucho más. Es el objeto que nos conecta con la tierra, caminamos con ellos, vivimos con ellos… en definitiva, los zapatos nos habitan, y nosotros habitamos en ellos. Justamente por eso es un objeto tan importante y tan simbólico. Habla de nosotros mismos, y muchas veces, habla por nosotros. Como la noticia que me enseñó Novio: “París se llena de zapatos ante la prohibición de manifestaciones”. Diez mil zapatos como símbolo de ¿todo un mundo?

Es imposible no relacionar Auschwitz con la montaña de 80.000 zapatos de hombres, mujeres y niños que se exhiben allí. (Cuidado, el artículo es duro). Sobre estos zapatos leí una vez que era muy curioso cómo eran los zapatos, sobre todo los zapatos de las mujeres. No eran zapatos de trabajo, o zapatos feos. Al contrario, eran zapatos de colores, con bordados, con hebillas doradas, pompones… Como si fueran zapatos de domingo o los que usas en las ocasiones especiales… (Da mucha penica esto)

En Budapest, si caminas por el muelle de Pest, te encontrarás con sesenta pares de zapatos justo en la orilla del Danubio. Una escultura de Can Togay y Gyula Pauer para recordar a todos los judíos (y no judíos) fusilados y tirados al río durante la Segunda Guerra Mundial.

Jaume Plensa, escultor español híper conocido en todo el mundo, expuso en Arco’08 la obra “Entre sueños”, una escultura / intervención junto un grupo de “artistas no oficiales”. Se trataba de una cabeza “de luz”, en la que había escrita tres palabras: “Hambre” “Enfermedad” “Insomnio” y que estaba rodeada por seiscientos pares de zapatos. En verdad la obra fue concebida más a lo grande para una galería de arte. Ideó una obra con tres cabezas, que para él simbolizan el alma, “la cabeza es como la casa en la que tal vez habiten las partes más importantes de nuestro cuerpo”, rodeadas de miles de zapatos. Y esto me encanta, porque según sus palabras, los zapatos “tienen la carga emotiva de la desaparición”. Y estoy completamente de acuerdo. (Con ese concepto comencé a fotografiar zapatos, allá, en la fría Polonia).

En resumen, el zapato cuenta nuestras historias. De nosotros depende sobre qué y cómo las cuente en el futuro. Y con historias me refiero desde lo pequeño más personal, nuestros grandes logros de cada día. A “acciones comunes” más grandes, como el cambio climático o la violencia de género.

p.d.: Buscando una foto de Eva Lootz me he encontrado mi D.E.A en google. O_O No sabía que estaba disponible, vaya. Bueno, por si alguien quiere echarle un vistazo, está aquí.