Sobre cumplir sueños

flores

Estoy aquí sentada, tranquilita, con el sol entrando por la ventana y el ordenador delante y ahora no sé cómo expresarme. Y eso que lo he reproducido como unas 200 veces en mi cabeza durante estos días. No es fácil, lo de estas dos semanas ha sido…indescriptible. Lo he repetido una y mil veces, no entraba en mis planes empezar de esta manera ni en sueños. Estoy contentísima, bueno, contentísima es poco, la verdad. Pero también estoy bastante agotada. Yo pensaba que tenía la cosa bien planificada y controlada…JA!

Pero no voy a quejarme hoy, ya haré una revisión de fallos descomunales más adelante. Hoy quiero contarte por qué este trabajo está siendo la pera: conocer las historias de estas personas…

Me han contado historias de todos los colores (nunca mejor dicho): tres hermanas que le dicen a su madre que la quieren, todas juntas, porque las ha criado ella sola con mil y una fatigas. Un hombre enamorado que remueve cielo y tierra (día festivo) para que a su mujer le lleguen el día de su segundo aniversario, unos zapatos que dicen “Siempre tuyo, siempre mía, siempre Nuestra” junto con sus flores favoritas. Una hija, que como su madre está “pochita” le regala unos zapatos que dicen “Eres única y lo sabes” para sacarle una sonrisa. 

Una tarde quedé con una mujer en el centro de Madrid para que se probara los zapatos y acabamos celebrando este comienzo con pasteles y batido. Nos cerraban la cafetería y nosotras sin parar de hablar (y de reflexionar). También he conocido a otra señora que me dijo una cosa que me llegó: “De qué te sirve una casa de cuatrocientos metros si no tienes un sofá donde acurrucaros los dos juntos”. Esa noche dejé los pinceles más temprano y me senté con Novio a ver la serie de los Piratas. También he “conectado” con personas desde el otro lado del charco, Nazareth por ejemplo. Trabaja en Alabama y le ha hecho llegar unos zapatos a su madre que vive en Almería, para decirle: “Aunque esté lejos, te llevo dentro”. Miles de kilómetros en unos zapatos.  Y además ha tenido paciencia con mis preguntas sobre viajes a lo loco por los USA. (Ruta 66, ya sabes 😉 )

También he conocido a una texana (sí sí, de EE.UU) en toda regla que ha aguantado todo mi “proceso de aprendizaje” del paso de paquetes por aduanas. O una madre de familia de Ciudad de México que en unos pocos emails casi somos amigas de toda la vida. No sé, esas son las cosas que yo no esperaba… Tampoco esperaba que me trajeran a casa un ramo de flores de Sally Hambleton (¡¡¡SallyH!!!) regalo de una clienta agradecida. O enviarme wassap de anuncios de tíos de la CocaCola con una nueva amiga en la distancia (no, Regina?) para echarnos unas risas y desestresarnos.

Conocer todas esas historias y encima ser partícipe de ellas está siendo bastante asombroso. Y también leer todos los comentarios por las redes. Hay veces que me da hasta vergüenza porque sólo soy una chica que pinta zapatos, que le gustan las cosas graciosas y reírse, y a veces también llorar. Mira las palabras que me dedicaron hace unos días. ¿Son para llorar o no, de lo bonitas que son? Si te pillan en un  momento de presión total, que no sabes si lo estás haciendo bien o mal, que vas a todo correr y demás…te paras, lees esto y puffff… emoción total, imposible continuar pintando si lloras como una magdalena y no ves un carajo.

En fin, este trabajo era apasionante pero creo que ahora ha superado todas mis expectativas. Me has puesto el listón muy alto, pero estoy trabajando mucho para que la continuación sea igual de buena.

La historia continúa 😉