Levántate, sonríe, sigue y celebra la vida

Recuerdo el momento exacto en el que leí el primer email de Silvia. Acababa de aparcar el coche y estaba en mi momento burbuja, dentro del coche, como suelo hacer antes de entrar a casa. Vi su mensaje y empecé a leer. Un texto largo, bastante duro, realista, pero afortunadamente con final feliz. Bueno, con final feliz exactamente no, con una actitud ante la vida y los problemas, feliz, simplemente. (Silvia, tengo que decirte que me chafaste mi momento burbuja, pero ya sabes cuánto me alegro).

Creo que todos tenemos ese momento de mirar hacia atrás y hacia adelante en un mismo instante. Me refiero a cuando estás en ese punto en el que miras hacia atrás y ves cómo te has convertido en lo que eres, por tu infancia, por tu familia. Y al mismo tiempo miras hacia adelante porque tienes la vida «adulta» por delante, no el simulacro de la «joven veintena». Puedes tener pareja o no, decidir casarte o no, tener hijos o no, en fin, lo que quieras… Con sus más y sus menos y problemillas varios, claro está, pero con todo el «futuro» por delante. Silvia y Edu estaban en ese punto, una pareja feliz, recién casada, una nueva familia, una nueva vida juntos… pero, como la vida es así, a los pocos meses se vio truncada por un accidente… Algo que los cambió para siempre.

Estarás pensando: «Pufffff, vaya post más triste». Lo mismo pensé yo cuando estaba leyendo su email. Pero por eso es tan importante esta historia, porque Silvia y Edu, con mucha dedicación, mucho esfuerzo y sobre todo, con una actitud positiva (extraordinaria diría yo) ahora vuelven a ser felices. Quizás no es la felicidad que habían pensado, pero eso nunca se sabe, de eso va el juego. Y además, después de todo, puede ser incluso mejor. Ella quería unos zapatos que le recordaran todos los días eso mismo. No para celebrar un día especial, ni el día de su boda, (que han celebrado dos veces), ni siquiera un cumpleaños… simplemente un día cualquiera para CELEBRAR LA VIDA.

Pero celebrarla a lo grande, aunque sea con poca cosa o pequeños detalles. Como comer con tus primos un día inesperado y acabar bromeando sobre bocadillos de chopped frito. O que tu abuelo te dé las mejores granadas y no saber si comértelas o hacer un bodegón pinterest en la cocina con ellas y sonreír solo de pensarlo. O reunirte con la familia en el campo simplemente para no hacer nada, sólo ver… O como hace mi tía abuela, que de vez en cuando se da un homenaje a ella misma con un café irlandés y un trozo de «chocolate de los buenos». (Ella sí que sabe). Celebrar con pequeños gestos las cosas y así, creo, afrontar de otra manera esos cambios de la vida, a veces inesperados, que te cambian para siempre. Seguro que te esperabas un post más gracioso, con esos puntos irónicos que tanto me gustan. Se supone también que la «vida online» debe ser «bonita y esplendorosa» y así debes contarla. Pero me gusta ser sincera, y este blog, y este trabajo loco va de emociones. «Emociones que hacen que el mundo valga la pena» como tan, tan bien escribe Betacoqueta. Y digamos que ahora, por esos cambios de la vida que te digo, no estoy en mi mejor momento. Ni mi familia tampoco. Y no me sale otra cosa, aunque sea positiva en general. Pero como dice Silvia, muchas veces, «Sonríe y celebra la vida», porque a veces, es lo más bonito que tenemos.